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¿Por qué salirse de la zona de confort?

Un reporte personal.

¿Qué es la famosa zona de confort y qué tiene de malo?

La zona de confort es el ámbito en lo cual te encuentras normalmente. Tu familia, tus amigos, tu trabajo, las actividades que haces normalmente. Estar en la zona de confort es decir actuar como siempre y seguir las rutinas. Todo está cómodo, haces las cosas como las haces siempre. No te cuesta mucho trabajo ya que estás acostumbrado a hacer las cosas de cierta forma. Eso no es nada malo en sí, la rutina es algo esencial, sin rutina es difícil vivir. Pero corres el riesgo de estancarte. Como estás tan comprometido a ser como siempre eres, te pierdes la oportunidad de transformarte y ser una versión mejor de ti.

En el siguiente texto, te explicaré cómo pasa eso.


Imagen: CC by Jeff Turner

La mayoría de nosotros, tenemos algunas personas de la vida pública que adoramos o algún ídolo semejante. Sea una estrella del cine, de pop, un artista, un escritor, puede ser aun un político. Alguien que se presenta a públicos gigantes todos los días. ¿Alguna vez te has preguntado si ellos tienen miedo escénico? Yo sí, porque sí lo tuve. Ahora ya no lo tengo o por lo menos aprendí cómo superarlo.


Todo empezó cuando me uní a una ONG llamada Aiesec, una organización asociada a Sumando Bidas. Aiesec tiene como objetivo profundizar el entendimiento entre las naciones a través intercambio. Es decir, mandan jóvenes a otros países. Pero antes de mandar a esos jóvenes voluntarios a otra parte del mundo, tienes que informarlos y convencerlos. Justo eso era mi tarea: Ir a aulas y hablar frente a públicos entre 15 y 300 personas, tratando de convencerles de salir de su zona de confort e ir a otro país.

Antes de dar mi primera presentación me sentía horrible: Había al alrededor de 80 personas y estaba nervioso, sudaba y mi cabeza se había vuelto roja. Pero lo hice, di esa presentación y ni fue tan mala. ¿Notaron que estaba nervioso? Sí. ¿Importó? No mucho.

Antes de la segunda presentación, ya estaba mucho menos nervioso. Tenía la seguridad y la confianza de que yo sí iba a poder. Había aprendido que el miedo a hacerlo es mucho peor que la realidad. Había enfrentado mi miedo y al enfrentarlo, había perdido su espanto.

Entonces hice otra presentación. Y otra, y otra, y muchas más. Después de un tiempo, empecé aun a disfrutar de la nervosidad escénica y la extrañaba cuando no había presentaciones por un tiempo.


Imagen: CC by Sam Antonio Photography

Terminé siendo el experto para dar presentaciones de la organización. Si teníamos algún evento importante, no quedaba duda quién iba a dar el discurso. Hablaba una vez hasta en el Radio. Yo, una persona que una vez tuvo miedo escénico. Fui ejemplo para otras personas que después de verme también se atrevieron a superarse a ellos mismos. Les expliqué todo lo que había aprendido, les convencí de dar presentaciones y les acompañe a darlas. El solo hecho de que yo estuviera les daba la confianza que necesitaban para hacerlo.


A través de esa historia, quisiera que entendieras dos cosas.

Primero, tienes tanto potencial no usado. Deja de ignorarlo haciendo las mismas cosas de la misma forma todos los días. Sal de tu zona de confort, aunque sea incómodo en el inicio. El camino más fácil pocas veces es el camino que más adelante te lleva. Te prometo que estarás sorprendido de todas las cosas que tú puedes lograr, cosas que nadie creía que pudieras hacer, no tu familia ni tú.


Segundo, salir de tu zona de confort te transforma y las personas en tu alrededor lo notarán. Las personas se orientan en líderes. No obstante, para ser líder tienes que salir de tu tan querida zona de confort. Atrévete a crecer.


Escrito por Benjamin Ilg.

 
 
 

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